Los Omega 3 son ácidos grasos poliinsaturados, que a diferencia de las grasas saturadas y las trans, son beneficiosas para la salud. Los omega 3 son imprescindibles para el normal crecimiento, desarrollo y óptima función del cerebro, corazón y otros sistemas.

Los Omega 3 de aceite de pescado tienen DHA y EPA que son los ácidos grasos esenciales para el organismo y los únicos que demostraron científicamente tener beneficios cardiovasculares. En cambio, los Omega 3 de origen vegetal (chía) contienen ALA, que son ácidos grasos que el organismo no puede asimilar, entonces los metaboliza transformándolos en EPA y DHA, pero sólo en porcentajes mínimos de hasta un 10%.
Esto hace que los Omega 3 de origen vegetal no tengan todas las propiedades benéficas que tienen los Omega 3 de aceite de pescado.

Reducir los triglicéridos.
Optimizar la relación colesterol LDL y HDL
Proteger el sistema cardiovascular.

El organismo no produce Omega 3, por lo tanto, es necesaria su incorporación a través de la alimentación en base a pescados o suplementos dietarios a base de aceite de pescados.

Los países de occidente tienen en su alimentación dosis elevadas de Omega 6 que también son importantes para el organismo pero deben mantenerse en relación de 4 (Omega 6) a 1 (Omega 3). Estudios demuestran que la relación Omega 6 / Omega 3 es mucho mayor que la necesaria y esto se debe al déficit del consumo de pescado que hay en el mundo occidental. Los primeros estudios de Omega 3 se hicieron sobre esquimales, los cuales tenían una muy baja mortalidad de enfermedades cardiovasculares.

Principalmente las porciones. Son muy reducidas cuando están dentro de productos lácteos como yogurt, quesos o huevos. La dosis recomendada de Omega 3 es no menor a 1 gramo diario.

Se recomienda incorporar pescado en la alimentación, al menos 2 veces por semana y/o 1 a 2 cápsulas diarias de Omega 3 a base de pescado. En personas con problemas cardiovasculares, las dosis ascienden hasta 4 cápsulas diarias.